Tendrá la edad de Dios y dos antiguas mataduras:
Un odio a diestra; y, a zurda, una ternura.
(El Duende)
Y al duro y dulce son fantasma de sus ecos,
las futuras Marías, repechando Santa Fe rumbo a otra aurora,
se apuraran temblando sin saber por qué se apuran...
(El Duende)